Lodos de depuración industriales
En el procesamiento de la materia prima y los materiales naturales crudos para la elaboración de alimentos o productos cotidianos se suelen utilizar grandes cantidades de agua.
Lodos de depuración industriales
Antes de que los vegetales enlatados lleguen a su mesa, se lavan, se pelan, se blanquean y, a veces, se cocinan. El resultado de este procesamiento también conlleva una gran cantidad de efluente contaminado. Cuando la madera se solubiliza para convertirse en pulpa, agua, celulosa, fibra textil, etc., se produce un agua muy contaminada con componentes secundarios de la madera disueltos.
Antes de que un filete de ternera acabe en su plato, se utilizan enormes volúmenes de agua en los mataderos, en las fábricas de procesamiento de carne, en los almacenes de procesamiento de vísceras... Los productos secundarios de las carnicerías se procesan para obtener grasa, aceites y colágeno, y la piel se procesa para obtener cuero en una curtiduría con aguas residuales muy contaminadas.
La lixiviación de la remolacha azucarera o de la caña de azúcar produce tanto efluente como la extracción del almidón de maíz, patata o de cultivo.
El efluente de las fábricas de procesamiento de menor tamaño se procesa en una planta de tratamiento de depuración municipal; las fábricas de mayor tamaño cuentan con su propia planta de tratamiento de depuración (STP, por sus siglas en inglés), que suele tener el mismo tamaño que las de una metrópoli.
Los microorganismos absorben los materiales disueltos y se reproducen por segmentación. De esta manera se crea el lodo activado excesivo (SAS, por sus siglas en inglés). Junto con los sólidos en suspensión de los procesos de fabricación, el lodo activado excesivo forma el lodo de la planta de tratamiento de depuración. Y, en muchos casos, ese material tiene que incinerarse.
Para prevenir el uso de demasiada energía primaria externa, es necesario separar mecánicamente la máxima cantidad posible de agua del lodo para mantener el horno en funcionamiento.
Diversos estudios a escala (semi)industrial han demostrado que la tecnología Bucher es el referente predominante.
Si alguna vez se ha sentado en un cómodo asiento de cuero —sin que sufra su propia piel— en un barco, un coche, un tren o un avión, es muy probable que se deba a la tecnología Bucher HPS.